Patrimonio Industrial nacional e internacional

PATRIMONIO INDUSTRIAL - INDUSTRIAL HERITAGE - PATRIMOINE INDUSTRIEL

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Memoria del trabajo. Juanita Turrión de Carro y las costureras del Molino Fénix. Trenel (La Pampa, Argentina)

Reportaje de Diario Actualidad

La historia de hoy comienza el 12 de julio 1917, en un pueblito de La Pampa. Allí, en Trenel, llegaba a este mundo Juana Joaquina Turrión - Juanita para todos- unas de las pocas mujeres que trabajó en el sector de costura del antiguo Molino Fénix. En esta charla recordamos los tiempos entre máquinas y bolsas de harina, además de sus diferentes oficios y la vida en Villegas por aquellos años. Hoy en Mujer, Juana Joaquina Turrión de Carro.

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¿Qué fue El Molino Fénix?
Se trataba de un molino harinero donde trabajaba muchísima gente, como sesenta personas. Era enorme; había bolseros -que eran los que traían el trigo- y en el molino había máquinas que lo molían para hacer la harina. Luego se embolsaba y empaquetaba, hasta en bolsitas de un kilo. Las bolsas más grandes se comercializaban y se preparaban para los panaderos. Recuerdo que había dos grandes máquinas con las que se cosían las bolsas.

¿La costura estaba en un sector especial del molino?
Ah, sí sí. Nosotras teníamos una piecita aparte y ahí se cosían las bolsas de yute; y luego ya quedaron las bolsas harineras blancas. Nosotras generalmente teníamos que remendarlas, ampliarlas. Ahí en ese cuartito estaba la máquina industrial para coser las bolsas gruesas, y teníamos otra máquina común para coser las sedas.

¿Para qué se usaban las sedas?
Eran unas zarandas que se ponían de base para ir pasando y tamizando la harina, y todo eso luego se iba por unos tubos y se iban embolsando.

¿Cuántas mujeres trabajaban en la costura?
Éramos dos, y rotábamos en dos turnos que iban de las cinco de la mañana hasta la una de la tarde, y luego de la una hasta las nueve de la noche. ¡Había un montón de trabajo! Remendábamos las bolsas, ya sea las de yute o las blancas. Muchas veces las bolsas se lavaban y eso las achicaba, entonces nosotros la cortábamos y le agregábamos un pedazo.

Juanita, ¿recuerda a qué edad comenzó a trabajar allí?
Treinta y tres años, ¡la edad de Cristo! Y trabajé veinticinco años en el Molino. Sucede que yo tenía a mi marido enfermo, con reuma psoriásico. Hasta ese momento él era cocinero del Hospital, pero que no pudo más por su enfermedad entonces yo salí a trabajar.

¿Y cómo llegó al Molino?
Un amigo de la casa vino un día y dijo que faltaba una costurera allí y, como yo estaba sin trabajo y él enfermo, fui.

¿Y tenía experiencia en ese tipo de costura?
A mí nadie me enseñó nada. Llegué un día a la mañana solita, salí de mi casa a las cuatro y media y fui caminando porque entraba a las cinco. Yo no conocía la máquina y nadie me dijo cómo tenía que hacerlo?¡pero Dios me ayudó! Y así empecé a trabajar, trabajar, trabajar. Me tuve que arreglar sola. Pero la gente en el Molino era todo muy buena? era un Molino muy antiguo, muy viejo, y finalmente lo cerraron en 1971, más o menos.

Recuerdo que a las doce tocaba una sirena y ahí salían todos los empleados. Trabajábamos las ocho horas corridas pero yo me llevaba para tomar el café con leche. Tenía un calentadorcito en el cuartito y allí lo preparábamos.

Cuando venían los patrones tenían una habitación con dos camas chiquitas. A mí a veces me pedían de preparar el cuarto, hasta me llevaba las sábanas para lavar en casa. Uno de ellos recuerdo que tenía que comer el yuyo llamado Lengua de Vaca porque estaba muy enfermo. Y siempre nos decía: Ustedes sí que son ricos, ¡porque si se quieren comer un rico asado lo pueden hacer!

Los compañeros eran buenísimos, nunca tuvimos un sí y un no. Eso sí, yo tampoco delataba si veía algo. Me jubilé de allí a los 55 años.
¿Algo como qué?
Y? ¡por ahí se dormían arriba de las bolsas! Una vez un muchacho me dijo ´Uy señora estoy de cansado, anoche salí, así que me voy a acostar arriba de las bolsas´. Y yo no dije nada, pero se ve que alguien le avisó al jefe. ¡Igual cuando me vinieron a preguntar yo les dije que no había visto nada!

¿Dónde nació Juanita?
En Trenel, La Pampa. Mi marido era de una ciudad cercana, Ingeniero Luigi, y nos conocimos aquí en Villegas.

¿Hasta qué edad vivió allí?
Más o menos hasta los nueve años. Éramos siete hermanos y todos tuvimos que trabajar. Mi hermana la mayor, Margarita, y yo fuimos a la Estancia de Echenique, en Banderaló. Ella era cocinera y yo cuidaba a los niños.

¡Pero usted era muy jovencita!
Sí, tenía unos nueve años. Recuerdo que la señora, nuestra patrona, era una mujer buenísima. Ella me hizo tomar la Comunión y me ayudaba a estudiar el Catecismo. Además para ese día me prestó un vestido de su hija, ¡en mi vida había usado una cosa así de linda! Tenía dos hijas, Zulema e Isabel. Yo salía con los chicos a caminar, eran muy buenos. Empecé a trabajar desde pequeña de niñera, ¡será por eso que me gustan tanto los chicos! Porque viste que por ahí las personas viejas mucho no aguantan a los chicos (risas) ¡Pero a mí me encantan!

Y luego ya nos vinimos para Villegas y empezamos a trabajar en casas de familia. Estuve mucho con la señora de Lowe. ¡Qué señora! Y salí de la casa de ella para casarme, tenía veinticinco años. Siempre fue muy dulce conmigo. Ella todos los días a las diez de la mañana venía a tomar mate y cuando nació mi hija me regaló la cuna, el bañito, la ropita. También trabajé mucho con la familia Piña, por eso conocía de chiquitas a Raquel y Helena. Fueron muy muy buenos conmigo.

Cuando tenía diecisiete años trabajaba en lo de Emín, que en ese entonces estaba en Rivadavia y Arenales. Se llamaba Blanco y Colorado, ¡y no sabés lo que me pasó! Yo limpiaba y un día me tocó lavar los vidrios. Ellos tenían una escalera bien empinada y no va que la apoyo contra el vidrio y pasa de largo. El brazo me quedó clavado ahí, se me abrió todo. Me tuvieron que dar un montón de puntadas. Y me salvé porque Dios me dio una mano. Me ayudó Salomón, un tío de Emín. ¡Pero bueno, no era mi hora!

¡Otra vuelta también me salvé! Iba caminando para el trabajo de madrugada, a la cuatro y media, ¡y encima había una neblina de Padre y Señor mío! Y pasé por debajo del paso a nivel y estaba el tren estacionado, y no va que termino de pasar y arranca. ¡Por eso digo que Dios ha estado al lado mío muchas veces!

Me dijo que usted y su marido eran pampeanos pero se conocieron aquí. Imagino que se iba mucho a los bailes?
Sí, eran muy lindos, en el Prado Italiano. Había que ir siempre con la mamá, ¡siempre iban a cuidarnos! Mi hermana la mayor nos cosía los vestidos para todas, se daba mucha maña para hacernos la ropa. Antes también se hacían bailes en la Plaza Principal, tocaban orquestas y se bailaba. Generalmente los domingos, desde la tardecita hasta las doce de la noche.

MOLINOS FENIX, la historia
Don Emilio Werner, su fundador, llegó a la Argentina en 1885 enviado por la firma Allis Chalmer Mfg. CO. para la cual se desempeñaba como Técnico molinero. En ese momento su empresa lo contrató para modernizar un establecimiento molinero ubicado en el puerto de Rosario.

Finalizado su trabajo, desistió de volver a los Estados Unidos para quedarse en un país que ofrecía enormes posibilidades a personalidades emprendedoras como la de Don Emilio.

Su capacidad de gestión, sumada a su determinación le permitieron en poco tiempo adquirir a mediados de 1889 un molino que ya venía explotando en arriendo en la localidad de Casilda. Siete años más tarde el molino de Casilda contaba con uno de los primeros silos en la Argentina.

En 1918 se constituyó la Sociedad Anónima Molinos Fénix, para ese momento la empresa contaba con establecimientos en San Urbano, Río Cuarto, Venado Tuerto y Villa María. Poco tiempo después, se anexaban las plantas de General Pico, General Villegas, Cañada Verde, Villa Mercedes, Laborde y América.

Para la década del 50/60 Sociedad Anónima Molinos Fénix se erigía como la 3º empresa del sector en cuanto a volumen de producción. Sus marcas de Harina "Victoria" y "Victoria Regia", que se comercializaba a nivel mayorista y minorista eran destacadas con varios premios nacionales e internacionales por la calidad de su elaboración

Actualmente, la empresa cuenta con dos modernas plantas operativas situadas en las localidades de Villa María y Laborde.

Fuente de texto e imágenes Diario Actualidad

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