Patrimonio Industrial nacional e internacional

PATRIMONIO INDUSTRIAL - INDUSTRIAL HERITAGE - PATRIMOINE INDUSTRIEL

jueves, 15 de marzo de 2012

Libro “Arquitectura e Ingeniería del Hierro en España (1814-1936)”, para descargar.

Autor: Pedro Navascués Palacio
Año: 2007
Editor: Fundación Iberdrola

Se trata de un libro magnífico, el cual tenemos la suerte de poder descargar en pdf para leer. Aquí os transcribo parte de la introducción.
Yo, amigo Scott, llamo oro del porvenir al hierro,
desde que la industria moderna y las artes útiles
lo emplean en todo aquello que nos es útil en la vida.
Díaz y Pérez, Baños de Baños (Viajes por mi Patria)

Con estas mismas palabras de Nicolás Díaz y Pérez, escritor y político republicano, cronista de Badajoz y autor del conocido Diccionario histórico, crítico y bibliográfico de autores y artistas extremeños ilustres (1884-1888), encabezaba yo un viejo artículo publicado un siglo después de la edición de los Baños y Baños (Madrid, 1880), en la desaparecida revista barcelonesa Construcción, Arquitectura, Urbanismo, más conocida por sus siglas, CAU. El trabajo estaba dedicado a la arquitectura del hierro en España durante el siglo XIX que era, dentro de esta despreciada centuria, la Cenicienta de la arquitectura y de la ingeniería. Desde entonces no he dejado de seguir la pista a este patrimonio construido en hierro, de excepcional atractivo no sólo por su alcance estético sino por su más inmediato interés cultural.
Era la primera vez que se hacía un balance general de lo que representaba entre nosotros aquella producción hija de la Revolución Industrial que, habiendo sido considerada en su día como «oro del porvenir», durante la etapa que llamé segunda Edad del Hierro, fue muy pronto relegada, olvidada y destruida de tal forma que se perdió su memoria, dentro y fuera de nuestras fronteras.
Hoy, sólo las viejas fotografías convertidas en fuentes primarias de la arquitectura industrial, la documentación de archivo, cuando ésta existe, y la información que proporciona la prensa especializada, como la Revista de Obras Públicas o los Anales de la Construcción y de la Industria, o bien la procedente de revistas generales, pero atentas a este tipo de obras, como La Ilustración Española y Americana, permiten rehacer la particular historia de lo que hemos llamado arquitectura e ingeniería del hierro.
En 1972 universidades y editores internacionales iniciaron un interesante proyecto, interrumpido en 2003 según he llegado a saber, sobre la arquitectura del hierro en el mundo por países; pero el de España nunca se llevó a término. Si nuestra presencia en la historiografía internacional es escasa en lo referido a la arquitectura e ingeniería del siglo XIX en general, y no por falta de estudios en los últimos años, en lo que concierne a la obra en hierro y acero esa presencia es inexistente. Este libro pretende paliar en alguna medida la ausencia de estudios en un campo aún por cubrir, relativos a una parte de nuestra historia olvidada por nosotros mismos. Estas páginas tienen la pretensión de salvar la distancia, de soldar la desconexión culpable que existe entre los conocedores de la arquitectura, por un lado, y de la ingeniería, por otro. La fractura ha ido más allá del natural debate que se produjo en el siglo XIX entre arquitectos e ingenieros; y si a ello se suma la lejanía de ambos con respecto a los historiadores, y la de éstos con aquéllos, el panorama resulta descorazonador. Unos y otros desconocen las aportaciones de los demás, por lo que sus visiones suelen ser exclusivamente técnicas, eruditas o formales, lo que proporciona una perspectiva rota, discontinua e inconexa de una realidad que es mucho más rica y matizada.
Este es, en todo caso, el reto del presente libro, escrito por un historiador que no es arquitecto pero vive la arquitectura desde su cátedra en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid; que tampoco es ingeniero pero siente de cerca la historia de la ingeniería civil por su vinculación con la Fundación Juanelo Turriano. El propósito es rescatar aquellos productos industriales relacionados con nuestra ingeniería y arquitectura con el ánimo de acotar tipologías, salvar nombres y obras del olvido absoluto, recuperar imágenes y proyectos, citar a las casas constructoras hoy desaparecidas y vertebrar todo ello a través del tiempo en un período que va desde el regreso de Fernando VII a España tras las guerras napoleónicas, cuando toda Europa rehace su mapa político, hasta la Guerra Civil española que cierra de forma dramática una época. Estos límites no son caprichosos, pues los primeros proyectos de puentes de hierro datan de 1815, coincidiendo prácticamente con el comienzo del reinado de Fernando VII, mientras que por otra parte la guerra de 1936 supuso, por razones estratégicas, la destrucción física de toda una infraestructura de puentes, viaductos, ferrocarriles, muelles de hierro y demás, cuya reconstrucción aprovecharía ya las ventajas que el hormigón venía anunciando desde hacía años, hasta el punto de que aquellas construcciones metálicas que habían sobrevivido serían también fagocitadas poco a poco por el nuevo material.
Así, en muy pocos años, nos quedamos sin aquel «oro del porvenir» ante la desidia o aprobación de quienes sólo veían en estas obras «el óxido del pasado». Es mucho lo que se ha perdido; por eso vemos con honda satisfacción la tendencia a considerar este patrimonio como bien de interés cultural, patrimonio que hace poco ha alcanzado su máximo reconocimiento en obras como el Puente de Vizcaya sobre la ría de Bilbao, del arquitecto Alberto de Palacio, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2006.
Entre 1814 y 1936 la arquitectura y la ingeniería formalizaron toda una serie de obras en hierro, tanto insertas en parajes naturales como en medio de las ciudades, como signo evidente de un mundo nuevo que, en verdad, no podía competir con las obras que ofrecían otros países como Francia, Inglaterra o Alemania, donde la industria siderúrgica nos llevaba una gran ventaja. Ya señaló Nadal en su libro El fracaso de la Revolución industrial en España, 1814-1913, las limitaciones de nuestra situación y la imposibilidad de aplicar el modelo inglés para incrementar nuestro desarrollo económico. Es un hecho que nuestra producción siderúrgica resultó exigua en el siglo XIX comparada con la de otros países de Europa, y nada se diga en relación con los Estados Unidos, pues bastaría acudir a los certámenes internacionales para comprobar un hecho evidente.
Lo podéis descargar desde Fundación Iberdrola.

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